viernes, 6 de noviembre de 2009

Rivadavia, un ejemplo de trabajo y planificacion


Juan Carlos Pires, cabeza de un proyecto en Rivadavia de Lincoln que en una década se hizo fuerte en el interior bonaerense



“SOMOS UN CLUB MODELO DEL FÚTBOL ARGENTINO”



Luego que la categoría ’93 ganara el oro en los Juegos Evita, el DT del equipo que participa en el Argentino A, explica el porqué. “Esto es gracias al gran trabajo en inferiores, la base de cualquier institución”. Ya había logrado mucho en Atlético, de 9 de Julio.

“Rivadavia de Lincoln basa su estructura en el desarrollo de los juveniles porque son el futuro de los clubes. Y eso se vio en los Juegos Evita porque fuimos a competir con un equipo sólido, respetando la competencia y buscando sumar experiencia para los chicos”. Así explica el presente de este club del oeste bonaerense a www.deportes.gov.ar Juan Carlos Pires, cabeza de un proyecto que comenzó hace casi una década en esta institución, cuyo equipo milita en el torneo Argentino A de fútbol y ha monopolizado campeonatos en la Liga juninense.

La categoría ‘93 de Rivadavia se consagró en las recientes finales de los Juegos Evita, organizados por la Secretaría de Deporte de la Nación, que se celebraron en Mar del Plata; venciendo a los correntinos de Club Yapeyú, de Paso de los Libres, en la final. Y eso sólo un ratazo de la evolución de este club, que además fue campeón en los Juegos Bonaerenses 2008 y tiene a las tres categorías (Sub 14, 16 y 18) clasificadas para la edición 2009 que se desarrollará del 18 al 21 de noviembre.

Así se entiende la posición que ocupa hoy esta institución emblema de una ciudad de 30.000 habitantes de la cual surgieron Rolando Schiavi y su hermano Favio; el volante de Tigre Diego Castagno y Pablo Fontanello, recientemente transferido por este club al Parma de Italia, además del profesor Fernando Signorini, hoy preparador físico de la selección nacional.

Actualmente el club rojiblanco sueña con un lugar en el Nacional B, cuando hace siete años apenas se conformaba con ocupar un lugar en la Liga de Junín, en la cual participaba “por ser más estructurada que la de Lincoln”.

“Somos un club modelo en el fútbol argentino en lo deportivo y en la estructura, que sigue creciendo gracias al gran trabajo de inferiores; la base de cualquier institución”, asegura a www.deportes.gov.ar Pires, quien inició su segundo período al frente del club linqueño en 2000 y que el año pasado incorporó como DT de las divisiones menores a Héctor Falcone, hacedor de estos jóvenes prometedores que se consagraron en “La Feliz”.

“Comenzamos en 2000 cuando asume una comisión de gente muy joven, ex jugadores del club a los cuales dirigí durante mi primer período como técnico en Rivadavia, entre 1982 y 1987. El primer año llego como coordinador y al año siguiente paso a ser Director del Departamento de fútbol y técnico de primera, en reemplazo de Alberto Planel. En ese momento el club participaba en la Liga de Junín y con un proyecto bien estructurado llegamos a pelear por el ascenso al Nacional B en 2006”, cuenta Pires, rememorando el inicio de este proyecto que lleva casi una década.

Y resume brevemente el paso a paso del club hasta la actualidad. “Comenzamos a participar en la Liga con un proyecto de trabajo serio a largo plazo. Fuimos campeones de la Liga de Junín cinco años consecutivos, entre 2002 y 2007, y eso nos permitió comenzar a participar en el Argentino C desde 2002. Así, en 2004 ganamos el Argentino C y conseguimos el ascenso al B en 2005. En 2006 ascendimos al Argentino A y en nuestro primer año perdimos la final por el ascenso con Guillermo Brown de Puerto Madryn. Fue algo histórico que vivió la ciudad”, se enorgullece.

Asimismo se refirió al objetivo principal de la institución: “La idea de Rivadavia es mantener la categoría. Lincoln tiene 30.000 habitantes, muchos de los cuales tiene un gran sentido de pertenencia con el club y queremos mantener lo hecho hasta el momento, sin pensar en locuras. Con el fútbol la ciudad es una fiesta y nuestro orgullo es poder decir además que tenemos un plantel propio: de 45 jugadores que conforman la nómina del Argentino A; 41 son de Rivadavia y de los 11 titulares 9 son del club”.

A la vez, retomando el éxito reciente en los Juegos Evita, Pires se refirió a la categoría 93: “Son chicos que pertenecen a la quinta división del club y juegan en la Liga de Junín. Nos preparamos especialmente para los Evita porque les damos mucha importancia ya que nos permite seguir alimentando el crecimiento de nuestros jóvenes. Se encuentran rivales de todo el país que permite confrontar desde lo deportivo. Es una medida importante”


“Rivadavia es un ejemplo en el fútbol argentino”


No quiero sobredimensionar las cosas pero Rivadavia es, sin dudas, un club ejemplo a seguir en la categoría, y seguramente en el fútbol argentino. Y en especial en el trabajo de inferiores. El club ha hecho una pensión modelo: tenemos viviendo a 24 chicos de todos lados, de Tandil, Olavarria, Chacabuco, de Mendoza”, cuenta a www.deportes.gov.ar Pires refiriéndose a la estructura de la institución.


Y prosigue: “La pensión funciona desde 2003 y en el último verano se hizo una refacción completa. Se puso calefacción y aire acondicionado a las habitaciones, placares individuales, computadoras para los chicos. Elementos que muchas veces escasean hasta en Primera División. ¡Hasta un micro propio tenemos! Eso nos ayuda a afrontar la gran cantidad de viajes que realizamos con el primer equipo y con las categorías menores”.

El complejo deportivo de Rivadavia está montado sobre una superficie de casi nueve hectáreas. El club cuenta además con un gimnasio mayor de 1.800 mts y un minigimnasio. El predio también presenta canchas de hockey sobre césped y cuatro canchas de tenis de polvo de ladrillo, con frontones que sirven de apoyo a la escuela de esta disciplina.

“Esta estructura de Rivadavia provoca que cuando vemos un jugador que nos interesa y lo invitamos a integrar las inferiores, el chico venga motivado porque ve el trabajo de una institución seria que le da un respaldo para su desarrollo y que además lo acompaña en la parte educativa porque tenemos una ex directora de colegio que se encarga de controlar los boletines de nuestros jóvenes”, resume el DT.


Además resalta que “lo que se prioriza es la inversión en las divisiones inferiores, que son el semillero, y así poder mantener el club en lo deportivo y en lo económico teniendo en cuenta que tenemos el 30 por ciento del presupuesto de las instituciones de la categoría. Entonces los que no se puede invertir en primera se lo destina a las divisiones menores que es lo que le da rédito a los equipos del interior, teniendo buenos profesores y técnicos, y preocupándonos que no les falte nada”


Pires, una vida en dos clubes


Durante la extensa charla a la que se prestó con la web de la Secretaría de Deporte de la Nación, Pires también repasó brevemente su historia futbolística que se resume en una corta carrera del lado de adentro de la línea de cal como número cinco u ocho, producto de un problema de salud y una grave lesión, y una más satisfactoria en el rol de entrenador, al frente de dos equipos en sus más de treinta años como DT.


“Jugué hasta los 17 años en el Deportivo San Agustín de 9 de Julio, club que pertenecía a un colegio marianista y tenía un equipo de curas. De ahí pasé a Racing en el ‘70 y jugué allí hasta el ‘72, porque me enfermo de hepatitis y eso me mantiene un año y medio sin entrenar. Al mismo tiempo estaba en la carrera de arquitectura en la Facultad Católica de La Plata, así que también influyó en mis estudios. Una vez que me repongo, juego en ocho meses en Estudiantes de la Plata en el ‘74 y después decido dedicarme de lleno a los estudios e ir sólo los fines de semana a jugar a 9 de Julio”; recuerda el “Negro”.


Pero la emoción que suponía pelear un puesto por estar entre los titulares o lucirse dentro de la cancha se terminó prontamente cuando a los 24 años sufrió una fractura tibia y peroné en su pierna izquierda disputando la Copa Beccar Varela con la Selección de 9 de Julio y debió operarse en once oportunidades. “Esa lesión marcó mi retiro y un punto de reflexión en mi vida porque me apasionaba el fútbol y no la arquitectura”, asegura.


De este modo, la dirección técnica era el único retorno al fútbol y ocurre a fines de 1978 en su amado Deportivo San Agustín. Luego se hace cargo de Atlético Quiroga con Fernando Signorini – también ex preparador personal de Maradona-. “Fernando es quien me lleva a Rivadavia en el ‘83 porque él es hincha de ese club. Y a partir de ahí divido mi tarea entre Lincoln y Atlético 9 de Julio”, concluye Pires.

Fuente Consultada: http://www.diariobuenosaires.com.ar