miércoles, 20 de octubre de 2010

El sur no le sienta bien al albirrojo


Otra vez dos a cero. Ese parece ser el resultado maldito que Rivadavia no puede romper. Y eso que ayer se puso el overol y lo trabajó desde que se acomodó en cancha, allá por los 10 minutos del arranque. Brown propuso un juego arriesgado, yendo al frente con mucha gente. Rivadavia apostó a plantarse y a jugar de igual a igual. Pero cuando fue más cayó en desgracia. Es que cada vez que tenía las riendas, los de Madryn golpearon y duro: fue un 2 a 0 en el sur, que quedó demasiado holgado en un trámite que tuvo al conjunto de Pirez como protagonista.El conjunto de Puerto Madryn apretó fuerte.

Brown salió con todo a quemar las naves y al primer minuto ya había capitalizado su primer corner. Con 4 jugadores permanentemente a la ataque llegó con un centro desde la derecha y Benito lo erró por muy poco cuando conectó la pelota de cabeza y se fue por afuera.Las chispas se hicieron sentir en los primeros cuatro minutos, cuando Rivadavia comenzaba a asentarse en el campo de juego. Y a partir del asedio, el Albirrojo bajó los nervios que le provocó el ataque de Brown y empezó a delinear su juego con una defensa bien plantada, donde Cristian Roca, Lucas Vesco, Cristian Draghi y Eduardo Bissio contuvieron las primeras llegadas, intentando salir con Zúñiga, que proponía el juego corto y asociado.

Con Carlos Sosa jugando como si fuera un puntero y con los de Madryn jugando con una línea de tres que dejaba muchos huecos, a los 12 minutos el “Ave” Esterlus cazó un centro y tuvo una clara que se complicó en sus propios pies, cuando tardó una eternidad en darse vuelta y decretar la caída del cero.
Pero el partido se vio demorado por varios minutos, cuando el árbitro advirtió un fuerte estruendo y que Roberto Lacerre estaba en el suelo. Rápidamente el hombre de negro se acercó al área y frenó el juego a la espera de la recuperación del “Uno” de Rivadavia, que había quedado aturdido por un mortero arrojado desde la parcialidad de Brown.

Cuando se reanudó el juego, unos tres minutos más tarde, el trámite siguió con el mismo ritmo intenso. Con la pelota jugada sobre la derecha del ataque de Rivadavia, con un local que propuso un poco más de dominio, el juego era emotivo, con una pelota bien tratada y creando asociaciones a pesar de las imprecisiones lógicas de un partido que en la previa marcaba lo que el juego proponía: la búsqueda constante desde los dos equipos.

El conjunto de Pirez salió con un claro 4-1-4-1, una formación conocida por los futbolistas. En esta lógica, el juego de Sosa fue muy ingenioso, ya que logró ganar la espalda de la defensa para lograr el centro atrás o aguantar la descarga. Para la difícil parada, el DT linqueño paró a Cristian Roca, Lucas Vesco, Cristian Draghi y Eduardo Bissio en el fondo; Carlos Sosa jugando como punta; Agustín Esterlus, Jonatan García, Dante Zúñiga, Alejandro Aguirre en la distribución en los tres cuartos de cancha y Leonel Felice buscando en el ataque.

Por su parte, Sialle dispuso el equipo con Sebastián Pereyra en el arco; la línea de tres defensores formada por Marcos Del Cero, Nicolás Ballestero y Silvio Giovenale. Cuatro jugaron en el medio: Gastón Bottino por derecha; Walter Aciar y Maximiliano Zbrun como volantes centrales y Adrián Benito como carrilero por izquierda. Y tres dispuso en el ataque: “El Rayo” Fernández, Juan Manuel Tévez y Diego Giménez.

Con los esquemas en el tablero y teniendo mucho menos tiempo la pelota, Rivadavia generó más situaciones que los de Madryn. A los 24 minutos, y tras una pelota llovida en el área, Esterlus la peinó en el punto de penal y Lucas Vesco, que acompañó el ataque, la cabeceó con un buen gesto técnico haciendo que el esférico tocara el palo y saliera de la cancha.
Pero “La Banda” jugó muy bien en el ataque. De tres cuarto de cancha, las combinaciones entre Bottino, Benito, Fernández, Tévez y Giménez complicaron el resistente muro que llevó el Albirrojo a tierras sureñas.

Y en ese punto alto que presentaron los locales, fue que a los 34 Tévez puso un pelotazo desde 20 metros a los pies de Giménez –que ya le había ganado la marca a Lucas Vesco- que entró al área y quedó solo contra Lacerre, que salió al achique, y que definió con un toque sutil al palo derecho. Fue gol para “La Banda” y en ese momento del juego el marcador ponía una cierta, aunque leve, justicia para el lado de los locales que insistieron un poco más, aunque no fueron tan claros como Rivadavia.

A pesar del golpe sobre el final de la primera parte, Rivadavia no resignó fútbol y siguió buscando. Propuso un juego un poco más pausado y sin enfriar el ritmo, intentó con más paciencia e ideas que ímpetu. Y en esa búsqueda del juego asociado fue que Esterlus, a los 40, tuvo una en el área, que volvió a desperdiciar de cabeza, al mal conectar la pelota. Pero Rivadavia mostró querer y poder llegar cuando se lo propuso.

El segundo tiempo empezó con un poco menos de Brown, que decidió esperar el avance de Rivadavia. Y el conjunto de Lincoln no se hizo esperar, ya que ni bien reanudado el juego, Felice encontró el espacio y le dio fuerte a la pelota que se fue por arriba del travesaño.
Tanto en el complemento como en la primera etapa, el juego de Zúñiga fue determinante. Ya que no sólo aportó precisión, sino que desde sus pies salieron la mayoría de las ideas que tuvo Rivadavia en ataque y la pausa que necesitó cuando tuvo que jugar la pelota hacia atrás para volver a empezar.

Rivadavia, que tenía más libertades en el centro de la cancha, a los 15 minutos insistió nuevamente con Zúñiga: el mediocampista levantó un centro al área que no alcanzó a conectar el Tanque Felice, y sí Esterlus, que le dio de lleno con la cabeza, aunque la pelota se fue desviada.

A los 20 minutos la victoria de los locales parecía efímera, porque el conjunto de Pirez había encontrado el ritmo de juego y tenía controlada la mitad de chancha. García, Sosa y Zúñiga eran siempre buena opción y salida rápida para Felice y Esterlus, que se mantuvieron expectantes ante una defensa que tuvo una muy buena tarde.
La libertad que tuvo Rivadavia en la mitad de cancha le permitió opacar a los locales, aunque esta situación no fue capitalizada y hecha gol por los linqueños. La entrada de Quiroga por Felice en busca de otra opción ofensiva fue tapada por la línea de cinco que puso el DT de Madryn. Y el

Albirrojo tuvo que pasar a la otra opción, ya que no pudo entrar por los costados y por el frente, por eso a los 35 García le pegó un zapatazo desde afuera del área que pasó muy cerca del palo derecho de Pereyra, que vio pasar de lejos lo que, casi de milagro, no fue el empate.
Jugando con el corazón y el alma, los dirigidos por Pirez generaron en tres minutos, tres situaciones clarísimas desde afuera, que, claro está, le faltaron la fineza justa: Sosa probó por la izquierda y la bocha salió sobre el vértice derecho; otra vez García le dio de frente y la sacó Ballestero, que estaba pegado al palo y la última fue la de Esterlus, que aprovechó a un Pereyra adelantado que alcanzó a controlar el esférico en dos tiempos.

Pero a los 38 y otra vez el 9 de Brown mató las ilusiones de Rivadavia que era justamente mejor. En un contragolpe a gran velocidad, Fernández sacó el centro bajo y Giménez, que otra vez había ganado la espalda de la defensa, puso la punta del botín para cambiarle la trayectoria a la pelota, que entró al arco y decretó el segundo gol para los sureños.

El golpe final de los locales dejó sin aire al partido. Sin embargo, Rivadavia no bajó los brazos y siguió apretando, ante un Brown que apostó a su oficio y a cerrarse en su área. Y con los de Madryn escondidos en su arco, los centros llovieron de montones. Pero a esa altura era claro que la suerte no estaba del lado de los de Pirez. El partido terminó con un marcador holgado, algo que no se vio en el trámite del partido.

Porque a pesar de la derrota, Rivadavia, que en la previa se prestaba a ser un equipo defensivo, terminó apretando al rival, mostrando buen fútbol, adueñándose de la pelota. Sin embargo careció de la tranquilidad para el punto final y eso costó caro, ante un rival que hizo pesar su oficio ofensivo y cuando le tocó, se acomodó atrás ante un Rivadavia que, hasta el segundo final, intentó jugar de igual a igual.

G. Brown de Madryn 2
Sebastián Pereyra, Marcos Del Cero, Nicolás Ballestero, Silvio Giovenale, Gastón Bottino, Walter Aciar, Maximiliano Zbrun, Adrián Benito, Mauro Fernández, Juan M. Tévez y Diego Giménez. DT: Arnaldo Sialle.

Rivadavia 0
Roberto Lacerre, Cristian Roca, Lucas Vesco, Cristian Draghi, Eduardo Bissio, Carlos Sosa, Agustín Esterlus, Jonatan García, Dante Zúñiga, Alejandro Aguirre y Leonel Felice. DT: Juan C. Pirez.

Goles: Giménez x 2 (GBM)
Suplentes Rivadavia: Pedro Recarey, Lucas Macías, Maximiliano Bártoli, Miguel Campos, Alejandro López, Brian Visser y Marcelo Quiroga.

Fuente Consultada :http://www.lapostadelnoroeste.com.ar

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